«La miseria en Grecia se extiende por las clases medias de manera muy fuerte»

Hace dos años, Grecia saltó a la prensa internacional por sus sesiones en el Parlamento, los incidentes en la plaza Síntagma… ¿Cuál es la situación actual?

-Mucho peor que la de entonces. La de hace dos años no era, de todos modos, la peor, sino que era una situación que estaba inmersa en un periodo más amplio. Aquello tuvo lugar en un momento en el que se produjo la caída del Gobierno socialista y el nombramiento de un primer ministro a dedo, sin pasar por las urnas.

¿Cuánto han afectado las medidas impuestas por la troika?

-Están siendo muy agresivas y suponen que Grecia se haya convertido en el laboratorio de lo que la troika quiere aplicar en toda Europa. Hay dos formas de aproximarse a estas medidas: por un lado, han supuesto una crisis humanitaria, pero, por otra parte, los dirigentes europeos hablan del milagro griego, de que han sido buenas para el país.

¿La imagen de pobreza y de miseria que en algunos casos llega hasta aquí se ajusta a la realidad?

-Sí, sí, sí. La miseria que se puede ver no es una miseria que se limite a las clases más pobres de la población, sino que se extiende por las clases medias de manera muy fuerte. En tres años, familias que tenían una posición aceptable han pasado a no tener trabajo, no tener casa, no tener alimentos, ni seguridad social ni nada. A verse en la calle.

Se acaba de conocer que el PIB de Grecia creció en 2013 un 0,8%. ¿Lo percibe la gente de la calle?

-Las cifras macroeconómicas pueden ser buenas, pero la sociedad sufre. Los salarios han caído entre un 30% y un 40%, la tasa de paro es del 30%, las pensiones se sitúan en torno a los 300 euros y los jóvenes cobran 400 euros al mes. ¿Cómo es posible que se considere que un país puede estar desarrollándose bien económicamente? El candidato del PP europeo, Jean-Claude Juncker, reconoció hace un par de semanas en una entrevista que si las medidas aplicadas en Grecia se llegan a aplicar en Alemania o Suecia, habría una revuelta social. El problema es que estas medidas no ayudan a resolver la economía ni los problemas de la gente.

¿Los ciudadanos griegos perciben la inmigración que llega a Grecia como problema o como solución?

-Es un debate que la extrema derecha ha provocado incluso antes de la crisis: si los problemas de Grecia se resolverían impidiendo que entraran inmigrantes e incluso echando a los que ya habían llegado, a pesar de que buena parte de ellos son regulares, participan en la vida política y pagan sus impuestos. Por otra parte, los hay sin papeles, que trabajan de manera irregular, pero es cuestión de la legislación europea, que tampoco permite que puedan reencontrarse con sus familias en otros países europeos. La legislación europea los bloquea y genera este problema no solo en Grecia, sino también en Italia o España.

El cambio de statu quo de la política griega provoca que ustedes lideren las encuestas para las europeas. ¿Lo ve factible?

-Esperamos que así sea, porque se abriría la posibilidad de unas elecciones anticipadas en Grecia y hacer caer el actual Gobierno. Las elecciones europeas son muy importantes, porque es una oportunidad para Grecia para mostrarse en contra de las medidas de la troika y de la Unión Europea. Hay dos responsables: la propia troika, que las impone, y el gobierno que las acata y las aplica. Para Syriza es crucial explicar a Europa que Grecia no es un caso único, sino que esa política se va a intentar imponer en otros países.

Hace varios meses sorprendió a Europa y hoy tiene a varios dirigentes en la cárcel. ¿Qué es hoy Amanecer Dorado?

-Llevamos tiempo tratando de explicar a la sociedad griega que no es un partido político, sino criminales que utilizan lo partidista para llevar a cabo actuaciones criminales. Desgraciadamente, los socialistas (PASOK) y la derecha (ND, Nueva Democracia) utilizaron a este partido fascista para hacer frente al crecimiento de Syriza asegurando que éramos los dos extremos, aunque sabían que no era cierto. Ha hecho falta que hubiera muertos griegos, porque mientras caían los inmigrantes no pasaba nada, y que Grecia tuviera que tomar la presidencia rotatoria de la Unión para actuar frente a esto.

En medio del debate sobre la izquierda y la socialdemocracia, ¿tienen alternativa al modelo actual?

-Claro, y vendrá no de la socialdemocracia, que ha seguido las ideas y los postulados de la derecha, sino de la izquierda. Una izquierda que hable de una Europa solidaria, una Europa de la paz, de la cohesión social, de la justicia, de la legalidad… Esa Europa no podría existir jamás sin la izquierda.

¿Una Unión de los estados o una Unión en la que los estados se disuelvan en favor de un proyecto común?

-Es un debate abierto y para que se pueda cerrar, lo más importante es que la democracia tenga un desarrollo que permita que la ciudadanía debata y decida.

¿Qué Europa poselectoral espera?

-Una Europa con un buen resultado para la izquierda. Esa sería una señal muy positiva porque Europa tendría futuro. Junto a esto, si hay un cambio de la relación de fuerzas que deje a un lado a la extrema derecha, el pueblo europeo aspiraría a tener una alternativa, tener un futuro. Es muy importante convencer a los europeos de que participen de manera activa en las elecciones. La solución para Europa no pasa por la abstención. Es la participación activa la que cambiará esa relación de fuerzas y la orientación de la propia UE.

¿Tienen encaje Escocia o Catalunya en esa Europa?

-Volvemos al principio. Siendo muy respetuosos con la decisión de los pueblos europeos, lo más importante sigue siendo cambiar las políticas que se aplican hoy en día. Si no se cambian, apenas importa lo demás. Cada pueblo debe decidir cómo continuar el proceso europeo, pero si no hay un cambio de políticas, que es lo más importante, es imposible cambiar nada en Europa.

(Entrevista de Jurdan Arretxe , Diario de de Noticias de Gipuzkoa)

(Foto: Noticias de Gipuzkoa)

«La miseria en Grecia se extiende por las clases medias de manera muy fuerte»

Hace dos años, Grecia saltó a la prensa internacional por sus sesiones en el Parlamento, los incidentes en la plaza Síntagma… ¿Cuál es la situación actual?

-Mucho peor que la de entonces. La de hace dos años no era, de todos modos, la peor, sino que era una situación que estaba inmersa en un periodo más amplio. Aquello tuvo lugar en un momento en el que se produjo la caída del Gobierno socialista y el nombramiento de un primer ministro a dedo, sin pasar por las urnas.

¿Cuánto han afectado las medidas impuestas por la troika?

-Están siendo muy agresivas y suponen que Grecia se haya convertido en el laboratorio de lo que la troika quiere aplicar en toda Europa. Hay dos formas de aproximarse a estas medidas: por un lado, han supuesto una crisis humanitaria, pero, por otra parte, los dirigentes europeos hablan del milagro griego, de que han sido buenas para el país.

¿La imagen de pobreza y de miseria que en algunos casos llega hasta aquí se ajusta a la realidad?

-Sí, sí, sí. La miseria que se puede ver no es una miseria que se limite a las clases más pobres de la población, sino que se extiende por las clases medias de manera muy fuerte. En tres años, familias que tenían una posición aceptable han pasado a no tener trabajo, no tener casa, no tener alimentos, ni seguridad social ni nada. A verse en la calle.

Se acaba de conocer que el PIB de Grecia creció en 2013 un 0,8%. ¿Lo percibe la gente de la calle?

-Las cifras macroeconómicas pueden ser buenas, pero la sociedad sufre. Los salarios han caído entre un 30% y un 40%, la tasa de paro es del 30%, las pensiones se sitúan en torno a los 300 euros y los jóvenes cobran 400 euros al mes. ¿Cómo es posible que se considere que un país puede estar desarrollándose bien económicamente? El candidato del PP europeo, Jean-Claude Juncker, reconoció hace un par de semanas en una entrevista que si las medidas aplicadas en Grecia se llegan a aplicar en Alemania o Suecia, habría una revuelta social. El problema es que estas medidas no ayudan a resolver la economía ni los problemas de la gente.

¿Los ciudadanos griegos perciben la inmigración que llega a Grecia como problema o como solución?

-Es un debate que la extrema derecha ha provocado incluso antes de la crisis: si los problemas de Grecia se resolverían impidiendo que entraran inmigrantes e incluso echando a los que ya habían llegado, a pesar de que buena parte de ellos son regulares, participan en la vida política y pagan sus impuestos. Por otra parte, los hay sin papeles, que trabajan de manera irregular, pero es cuestión de la legislación europea, que tampoco permite que puedan reencontrarse con sus familias en otros países europeos. La legislación europea los bloquea y genera este problema no solo en Grecia, sino también en Italia o España.

El cambio de statu quo de la política griega provoca que ustedes lideren las encuestas para las europeas. ¿Lo ve factible?

-Esperamos que así sea, porque se abriría la posibilidad de unas elecciones anticipadas en Grecia y hacer caer el actual Gobierno. Las elecciones europeas son muy importantes, porque es una oportunidad para Grecia para mostrarse en contra de las medidas de la troika y de la Unión Europea. Hay dos responsables: la propia troika, que las impone, y el gobierno que las acata y las aplica. Para Syriza es crucial explicar a Europa que Grecia no es un caso único, sino que esa política se va a intentar imponer en otros países.

Hace varios meses sorprendió a Europa y hoy tiene a varios dirigentes en la cárcel. ¿Qué es hoy Amanecer Dorado?

-Llevamos tiempo tratando de explicar a la sociedad griega que no es un partido político, sino criminales que utilizan lo partidista para llevar a cabo actuaciones criminales. Desgraciadamente, los socialistas (PASOK) y la derecha (ND, Nueva Democracia) utilizaron a este partido fascista para hacer frente al crecimiento de Syriza asegurando que éramos los dos extremos, aunque sabían que no era cierto. Ha hecho falta que hubiera muertos griegos, porque mientras caían los inmigrantes no pasaba nada, y que Grecia tuviera que tomar la presidencia rotatoria de la Unión para actuar frente a esto.

En medio del debate sobre la izquierda y la socialdemocracia, ¿tienen alternativa al modelo actual?

-Claro, y vendrá no de la socialdemocracia, que ha seguido las ideas y los postulados de la derecha, sino de la izquierda. Una izquierda que hable de una Europa solidaria, una Europa de la paz, de la cohesión social, de la justicia, de la legalidad… Esa Europa no podría existir jamás sin la izquierda.

¿Una Unión de los estados o una Unión en la que los estados se disuelvan en favor de un proyecto común?

-Es un debate abierto y para que se pueda cerrar, lo más importante es que la democracia tenga un desarrollo que permita que la ciudadanía debata y decida.

¿Qué Europa poselectoral espera?

-Una Europa con un buen resultado para la izquierda. Esa sería una señal muy positiva porque Europa tendría futuro. Junto a esto, si hay un cambio de la relación de fuerzas que deje a un lado a la extrema derecha, el pueblo europeo aspiraría a tener una alternativa, tener un futuro. Es muy importante convencer a los europeos de que participen de manera activa en las elecciones. La solución para Europa no pasa por la abstención. Es la participación activa la que cambiará esa relación de fuerzas y la orientación de la propia UE.

¿Tienen encaje Escocia o Catalunya en esa Europa?

-Volvemos al principio. Siendo muy respetuosos con la decisión de los pueblos europeos, lo más importante sigue siendo cambiar las políticas que se aplican hoy en día. Si no se cambian, apenas importa lo demás. Cada pueblo debe decidir cómo continuar el proceso europeo, pero si no hay un cambio de políticas, que es lo más importante, es imposible cambiar nada en Europa.

(Entrevista de Jurdan Arretxe , Diario de de Noticias de Gipuzkoa)

(Foto: Noticias de Gipuzkoa)